Video: Discurso Presidente Danilo Medina, en la reunión ordinaria del CELAC, miércoles 29 de enero, 2014

Yo tengo plena conciencia de la importancia de esta reunión que celebramos hoy, no sólo por el hecho de ser un foro de integración de América Latina y el Caribe, sino por lo que históricamente representa para América Latina y especialmente para Cuba.

El 31 de enero del año 1962, la reunión de cancilleres de la Organización de Estados Americanos reunidos en Montevideo, Uruguay, decidió suspender a Cuba como miembro activo de la OEA por el hecho de que Cuba había tomado un rumbo diferente al resto de los países de América Latina.

Hoy yo siento que nuestros países están rectificando un error que nunca se debió cometer, y fue haber votado en esa reunión para que Cuba dejara la Organización de Estados Americanos.

52 años después estamos reunidos aquí 33 estados de América Latina y el Caribe y yo siento que esta reunión aquí en la Habana, Cuba, de 33 estados latinoamericanos y del Caribe, cuya presidencia la ostenta el presidente Raúl Castro es una especie de desagravio de América Latina a Cuba y a su revolución.

Lamento mucho que un acto de la magnitud histórica del que estamos celebrando se haya desviado con discursos como los que se han pronunciado aquí.

No tenía la intención de volver a hablar sobre el tema República Dominicana–Haití, pero dado el hecho de que estos discursos se han transmitido por televisión, no puedo dejar que América Latina, que ve el canal UNASUR como un instrumento de información permanente, tenga que recibir informaciones distorsionadas, y que la República dominicana, estando presente guarde silencio.

En el día de ayer tuve la oportunidad, en el retiro de presidentes, de aclarar todas estas acusaciones ya un poco manidas y repetitivas del señor Gonsalves.

Aclaré en el día de ayer, que en la República Dominicana, para nosotros es inaceptable que nos quieran acusar de racistas, que nos quieran acusar de discriminación y que nos quieran acusar de violación a los derechos humanos. No lo aceptamos. Sencillamente para nosotros es inaceptable.

Yo no creo que el señor Gonsalves haya hecho por Haití lo que ha hecho la República Dominicana; por tanto, no aceptamos la acusación de discriminación que se nos quiere endilgar en este foro. República Dominicana ha sido el Estado más solidario con la República Haití.

Quiero que sepan que en este momento en la República Dominicana reside alrededor de un millón de ciudadanos haitianos, la mayoría de los cuales son indocumentados, no tienen ningún documento y transitan libremente por las calles de la República Dominicana, sin que ningún policía ni nadie, ni ningún inspector de Migración le detenga para preguntarle si tiene un pasaporte, si tiene una visa para residir en la República Dominicana.

Esos haitianos en este momento, ocupan el 80 por ciento de los trabajos en el sector agropecuario y una cantidad similar en el sector de la construcción; su participación, también en el mercado turístico, va creciendo conforme van pasando los meses; y en la República Dominicana no se les pone ningún obstáculo, a pesar de que tenemos una ley laboral que establece que la composición en cualquier centro de trabajo, entre nacionales y extranjeros, no debe exceder de una composición 20-80, es decir, 20 por ciento de extranjeros y 80 por ciento de dominicanos. Sin embargo, el Estado dominicano mira para otro lado cuando se trata de Haití.

En ocasión del terremoto que sacudió a la hermana República de Haití, nuestro país incluso entregó un aeropuerto para que sirviera de base de las operaciones internacionales que venían en ayuda de la hermana República de Haití. Caravanas de dominicanos de todos los sectores sociales fueron a la frontera con Haití, a llevar cuantas cosas pudieron recoger para ayudar a nuestros hermanos.

Después del terremoto, Haití se quedó sin puertos marítimos y todas las mercancías, desde el 2010, que ingresan al mercado haitiano, entran por los puertos de la República Dominicana. El año 2012, para ser específico 11,676 furgones de mercancías entraron por los puertos de Santo Domingo y transitaron por las calles del país para ir en auxilio de Haití, y estamos dispuestos a seguir apoyando a Haití hasta tanto puedan tener reconstruidas sus estructuras marítimas, para que los barcos puedan llegar directamente a la hermana República de Haití.

No se puede acusar de violación a derechos humanos a un país que garantiza el acceso a la educación, el acceso a la salud sin importar el estatus legal de las personas.

Hoy en día, en los hospitales de la República Dominicana el 13 por ciento de todos los partos que se hacen son a madres haitianas, y no solamente a mujeres haitianas que residen en territorio de la República Dominicana sino a mujeres que cruzan la frontera para dar a luz en un hospital de la República Dominicana,  porque les sale más económico dar a luz en nuestro país, porque es gratis. En Haití tienen que pagar por la realización de esos partos.

Nosotros estamos gastando 5,300 millones de pesos para atender a cuidadanos haitianos en asuntos de salud; eso significa más de 100 millones de dólares. La cantidad de remesas que mandan los haitianos que residen en la República Dominicana es superior a cientos y cientos de millones de dólares, dos o tres cientos, cuatrocientos, no tenemos cuantificación, que son necesarios para dinamizar la economía haitiana. Todo eso ocurre en un país que se quiere llamar racista, que discrimina.

¿Cómo puede considerarse que la República Dominicana es un país racista, si más del 80 por ciento de nuestra población está constituida por negros y mulatos?. ¿Cómo se puede acusar a los dominicanos de tener una actitud racial frente a los haitianos, si conviven con nosotros en todas las calles del país?.

Yo invito a cualquiera que quiera visitar la República Dominicana y que chequee las personas que están en las calles para que vean que los hermanos haitianos circulan por las calles de la República Dominicana y conviven con nuestros hermanos, con nuestros compatriotas dominicanos.

Otro asunto es la educación. Violar los derechos humanos sería negarle el derecho al acceso a la salud y el acceso a la educación a los ciudadanos haitianos. Hoy tenemos 54 mil estudiantes haitianos en la República Dominicana, 36 mil están en las escuelas públicas, 15 están en las universidades, pagando el mismo costo que pagan los dominicanos nacionales.

¿Cómo puede entonces considerase que la República Dominicana puede violentar los derechos humanos?. Yo creo que el señor Gonsalves ha llegado muy lejos. Yo le quiero pedir al señor Ralph, que gobierne en San Vicente y Granadinas y a la RD le permita que gobernemos nosotros. ¡Nosotros no aceptamos, de ninguna manera, que usted quiera imponerse a la soberanía de un Estado democrático que tiene instituciones que respetar!.

La nueva Constitución de la República Dominicana establece en su artículo 184 que las decisiones que emanan del Tribunal Constitucional son definitivas, irrevocables y vinculantes a todos los poderes del Estado.

Nosotros vivimos en un régimen de derecho. Si el presidente de la República no aplica la sentencia del Tribunal Constitucional se expone, incluso, a un juicio político en el Congreso de la República por violación a la Constitución de la República.

De todas maneras, nosotros estamos trabajando con el gobierno de Haití en buscar una salida a los casos en que tengamos que atender. No es cierto que en la República Dominicana se le ha quitado la nacionalidad a nadie; no se le puede quitar lo que no tiene a ninguna persona.

La nacionalidad, en República Dominicana, se obtiene por mecanismos que están establecidos en nuestra Constitución por condiciones constitucionales y es posible que, porque la sentencia llegó desde 1929 hasta el 2010, mucha gente puede entender que fue una sentencia de carácter retroactivo.

Pero sucede que todas las constituciones de la República Dominicana, desde 1929 hasta la fecha, establecen las mismas condiciones de cómo se obtiene la ciudadanía en la República Dominicana, y lo que está haciendo esa sentencia es mandar a regular a las personas que viven de manera irregular en la República Dominicana, de los cuales varias docenas de miles son personas que viven en un limbo jurídico, que no tienen estatus definido en la República Dominicana.

Este proceso migratorio que soberanamente la República Dominicana va a celebrar, y que no aceptamos imposiciones de nadie, no importa que el país sea chiquito o sea grande, es una decisión soberana, porque el asunto de residencia y nacionalidad le corresponde a los estados soberanos, y nosotros somos un Estado soberano y no aceptamos que nadie…que nadie…absolutamente nadie, juegue con la soberanía de la República Dominicana.

Porque el día que yo tenga que declinar como Presidente de la República la situación de soberanía, entonces no merezco ser el Presidente de mi país. Por tales razones yo exijo respeto por la República Dominicana. El que tenga que disentir de nosotros tiene todo el derecho de disentir, pero que lo haga respetando nuestro derecho como nación independiente y soberana.

Afortunadamente, el presidente Martelly, cuyo discurso de ayer saludo, ha anunciado que está en las condiciones de continuar el diálogo que tenemos, y yo siento que esa es la salida para este problema que tenemos.

En ese diálogo, en el que estamos abordando no solamente asuntos migratorios sino temas que conciernen a ambos países, para mejorar las condiciones de vida de nuestra gente, en ese diálogo nosotros buscaremos la salida que sea necesaria para resolver este impasse.

Porque mientras yo sea presidente de la República Dominicana, en mi país no se va a violentar los derechos de nadie. Yo quiero regularizar, pero respetando los derechos de todas las personas.

En este proceso tendremos varias etapas: a los que tengan que recibir visa de residencia se les entregará una visa de residencia; a los que quieran una visa de paseo, una visa de paseo; a los que quieran un permiso de trabajo, tendrán un permiso de trabajo; y los que digan que tienen el derecho adquirido para ser nacionales dominicanos, nos estamos proponiendo someter al Congreso Nacional una ley de naturalización, para recoger a esas personas que no tienen un limbo definido en término jurídico en la República Dominicana. Y lo vamos a hacer porque creemos en eso, porque estamos comprometidos con eso, porque creemos que ningún pueblo puede avanzar violentando los derechos de ninguna persona.

Y nosotros en RD nunca hemos sido sentados en un banquillo para acusarnos de derechos humanos y por tanto no lo podemos aceptar.

Excúsenme, que haya tenido que hablar de esta manera. Pero ese discurso no podía dejar que quedara en el aire sin que nosotros dijéramos qué cosas pasan en la República Dominicana.

Muchas Gracias.