Video: III Conferencia Internacional Sobre la Iniciativa HOPEFOR 2013. Discurso del presidente Danilo Medina.
Permítanme darles la más cordial bienvenida a nuestro país y agradecer su presencia en esta Tercera Conferencia Internacional de la Iniciativa HOPEFOR.
Espero que estén disfrutando de su estadía en nuestro país y de la hospitalidad del pueblo dominicano.
Quisiera comenzar estas palabras agradeciendo también, en nombre del pueblo y el gobierno dominicano, a la Oficina Para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, por su compromiso con el avance y el enriquecimiento de esta iniciativa.
La experiencia de esta agencia a lo largo de los años, la han convertido en el socio estratégico más relevante de esta iniciativa que hoy nos reúne aquí, en la Republica Dominicana.
Como saben, la Iniciativa Hopefor es un proceso orientado a hacer mucho más efectivas las operaciones de asistencia humanitaria en todo el mundo.
Es decir, es un proyecto para proteger la vida de nuestros pueblos ante las situaciones más adversas.
Experiencias profundamente dramáticas, como la vivida recientemente en Filipinas con el paso del tifón Haiyan, nos recuerdan la urgente necesidad que tenemos de mejorar nuestra capacidad de alerta temprana y de respuesta ante fenómenos capaces de destruir un país.
Como todos sabemos, los países del Caribe están asentados sobre una zona atravesada por fallas sísmicas y en el mismo trayecto de los huracanes y ondas tropicales que se producen cada año en el Atlántico Norte.
El proceso de cambio climático que atraviesa nuestro planeta, además, hará inevitable que la frecuencia de algunos de estos fenómenos continúen en aumento en un futuro próximo.
Por todo ello, esta iniciativa de coordinación de la respuesta humanitaria oportuna, es mucho más que un compromiso político para nuestros pueblos es, en realidad, una necesidad de vida o muerte.
La magnitud de los posibles desastres y el reto que supone su comprobada fuerza destructiva, dificultan que nuestros países dispongan, por sí solos, de los recursos – humanos, financieros, institucionales – suficientes para hacerles frente con toda la efectividad necesaria.
En el pasado, los desastres naturales que ha sufrido nuestra gente, dieron origen a grandes experiencias de solidaridad, nacional, regional y global.
Todos hemos corrido, en ocasiones de manera apresurada, a ayudar a un vecino golpeado por una catástrofe o hemos sido apoyados en momentos de necesidad.
Sin embargo, para que en el futuro esta asistencia mutua sea aún más efectiva, debemos transformar esa solidaridad y voluntad de apoyo en coordinación y preparación.
Debemos asegurar que ese amor a nuestro prójimo se transforme en una respuesta eficiente, rápida y oportuna para quienes ven sus vidas en peligro.
Es por todo esto que siento especial satisfacción de que la República Dominicana acoja hoy esta esperanzadora iniciativa, que nace específicamente con ese propósito: la coordinación de nuestros esfuerzos, recursos y personas.
Señores y señoras;
Los países que han sufrido un desastre natural, saben que no es una tarea fácil organizar una estructura de respuesta rápida que implique la participación de múltiples agencias e instituciones humanitarias y de rescate, de una diversidad cada vez mayor.
Efectivamente, cada vez es más habitual la participación de efectivos militares en las operaciones de socorro, al tiempo que se multiplica también el número de actores humanitarios civiles, tanto gubernamentales como ONGs o agencias internacionales.
Esta nueva situación nos ofrece grandes oportunidades, porque permite ampliar nuestras capacidades.
Sin embargo, también entraña riesgos de desorganización y duplicidad de esfuerzos.
Por eso, se hace cada vez más urgente y necesaria la tarea de coordinarnos.
La Iniciativa HOPEFOR pone su énfasis precisamente en eso.
Trabajaremos para implementar procedimientos estándares de respuesta a emergencias, mediante entrenamientos conjuntos y con la adopción de lineamientos internacionales comunes.
De esta forma, conseguiremos que la diversidad de actores se convierta en una fortaleza, nunca en una debilidad.
Nuestro deseo es que esta iniciativa, a través de sus Centros de Excelencia, se convierta en la plataforma común que permita a países en situaciones similares intercambiar sus propias experiencias y lecciones aprendidas, así como contribuir con recursos humanos civiles y militares en caso de desastres.
Señores delegados:
La República Dominicana decidió, desde el primer momento, implicarse en la promoción de este mecanismo en nuestra región, bajo el principio de que toda iniciativa que se ponga en marcha deberá fortalecer los mecanismos ya existentes en cada país y no pretender en ningún caso suplantarlos.
Para esos fines, en enero de este año 2013, se celebró en Santo Domingo el Primer Taller Regional sobre la Iniciativa HOPEFOR.
Ese Primer Taller regional, abordó los desafíos que enfrenta la región caribeña y los posibles aportes de la Iniciativa HOPEFOR como complemento de los mecanismos existentes en cada una de nuestras naciones.
Como consecuencia, hemos establecido un canal de colaboración con la Agencia de Manejo de Emergencias y Desastres del Caribe.
También, como fruto de estas discusiones, nuestro país ha iniciado un proceso de transformación de la estructura de manejo de emergencias, para convertirla en un Sistema Integral de Manejo de Riesgos y Emergencias en la República Dominicana.
Estamos igualmente en camino de crear el Centro de Excelencia para la Gestión Integral de Riesgos y Asistencia Humanitaria, que iniciará sus operaciones a principios del próximo año y reunirá un equipo de expertos interdisciplinario e internacional del más alto nivel.
Este centro nos permitirá compartir las mejores experiencias del mundo y preparar a nuestros recursos humanos para los nuevos desafíos.
Este equipo tendrá un efecto multiplicador de la iniciativa y estará también preparado para poner sus capacidades al servicio de cualquiera de nuestros países cuando sea necesario.
De la misma forma, estamos construyendo un amplio Centro de Acopio de ayuda de emergencia, con una extensión de unos tres mil metros cuadrados disponibles para almacenamiento en una primera etapa, lo que nos garantiza la capacidad de responder a cualquier emergencia nivel regional.
Pero también tengamos presente que de ahora en adelante, desde este mismo momento, pasamos de la programación a la ejecución, que no debemos limitarnos a la celebración de Conferencias anuales, sino que es hora de empezar a formar personal, con cursos, charlas, seminarios y entrenamientos a nivel global, regional y nacional.
Necesitamos, además, sumar nuevos miembros a esta iniciativa, para lograr que el principio que nos inspira “vecinos ayudando a vecinos” se haga realidad en todo el mundo.
Invitamos, por tanto, a los presentes a tomar este proyecto como propio y se conviertan en multiplicadores del mismo, presentándolo en los foros regionales en los que participen.
Amigos y amigas;
Durante mucho tiempo, nuestros pueblos han debido soportar, año tras año, las dolorosas calamidades causadas por los fenómenos naturales.
Muchos han perdido la propia vida o la de sus seres más queridos, otros han sido despojados de sus hogares y pertenencias, han pasado por desplazamientos indeseados o han visto destruido sus modos de vida.
Es un sufrimiento que acosa especialmente a los más pobres y que condena a familias enteras a vivir en la incertidumbre y la vulnerabilidad.
Sin embargo, sabemos ya que ese sufrimiento causado por los desastres naturales no es una fatalidad inevitable del destino, sino un desafío para el que podemos prepararnos y que debemos enfrentar, con responsabilidad y eficiencia.
Es mucho lo que podemos hacer para prevenir, evitar y minimizar las consecuencias de estos fenómenos.
Son muchas las vidas que podemos salvar; miles las familias que pueden ser protegidas y evitar que su destino cambie de manera trágica de la noche a la mañana, si logramos aunar nuestros esfuerzos.
Tenemos ante nosotros la responsabilidad de asumir este desafío y convertirlo en una gran oportunidad de integración y cooperación.
Ha llegado la hora de mostrar que nuestra solidaridad no es un acto repentino fruto de la tragedia, sino una convicción profunda de servicio y apoyo permanente a nuestros pueblos.
Estoy seguro de que esta conferencia nos ayudará a avanzar con paso firme hacia esta meta que nos une.
Es el momento de comprometernos con quienes más nos necesitan, de apostar por el trabajo conjunto y coordinado y de garantizar un futuro seguro y feliz para nuestras familias.
Muchas gracias.