Video: Escucha esa maquinita (VIDEO)

La familia de Francia amenazó con botarla de la casa con todo y máquina de coser porque la susodicha hacía demasiado ruido. Pudo librarse de tal escarnio porque, junto con otras cuatro mujeres, montó un taller en el que hacen uniformes escolares.

Francia y sus compañeras también fabrican uniformes escolares para el Ministerio de Educación.

Petronila Guerrero, Altagracia Rodríguez, Susana Paniagua, Claribel Silvestre y Francia Mercedes, todas de El Seibo, se asociaron para recibir la solidaridad del INAGUJA (Instituto Nacional de la Aguja) y crear su propio taller de costura con un préstamo de 200 mil pesos a una tasa de interés anual 5%, pagadero en 4 años.

INAGUJA es una institución dependiente del Ministerio de Industria y Comercio (MIC) que capacita a mujeres en condiciones de pobreza en el área de vestir y de manualidades, para mejorar sus capacidades de emplearse o montar negocios propios.

Crearon su propio taller de costura con un préstamo de 200 mil pesos a una tasa de interés anual 5%, pagadero en 4 años.

Fomenta solidariamente la creación de microempresas textiles.

Tiene también talleres propios desde los cuales confecciona prendas de vestir ejecutivas y operativas a instituciones o empresas, públicas o privadas.

Esta institución gubernamental les impartió, además, cursos para que aprendiesen a hacer camisas y pantalones, así como de emprendurismo.

En todo el país, a la fecha, hay 40 talleres instalados por INAGUJA.

Francia y sus compañeras fabrican y venden uniformes escolares al Ministerio de Educación.

Como este taller hay cuatro más en El Seibo. Cada uno con 5 mujeres. En todo el país, a la fecha, hay 40 talleres instalados por INAGUJA.

Como este taller hay cuatro más en El Seibo. Cada uno con 5 mujeres.

¿Cuál fue el destino de la bullosa maquinita de coser de Francia luego de tener su moderno taller? ¿A cuál basurero o tienda de antigüedades fue a parar?

“Por agradecimiento, la conservo”, revela Francia y se entiende. Un día se conocieron en la tienda y nunca más se separaron. Se hicieron cómplices. O lo fueron, es mejor decir. Generosa una, terca la otra, juntas combatieron el infortunio de la pobreza y las urgencias de la cotidianidad. La maquinita nunca la hizo quedar mal, siempre respondió. Y eso se agradece…para toda la vida.

Si quieres conocer más: Escucha esa maquinita. Video / Fotos